Procesión de los Romances 2014 en Navaluenga.
La fiesta es una tradición local, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, transmitida de padres a hijos, consistente en que dos cuadrillas de personas se retan en el canto de romances
(escritos por Lope de Vega) durante la procesión de Jueves Santo; los versos que conforman los romances son más de trescientos, y fueron publicados, en 1614, en las Rimas Sacras (similar a un Vía
Crucis).
El número de romances del citado escritor son 12, a los que se añaden otros dos, de José de Valdivieso.
El reto consiste en quien, sin equivocarse, recita, de las dos citadas agrupaciones, más rápido, más alto y mejor dichos romances, constituyendo el acto principal de la Semana Santa de
Navaluenga.
El número de romances coincide con el número de estaciones que tiene un Vía Crucis; antiguamente, la cuadrilla a la que se consideraba perdedora en el tal recitar, invitaba a limonada y
bollitos a los vencedores, hoy día, es el Ayuntamiento el encargado de llevar a efecto la invitación, a vecinos y visitantes, en la plaza del municipio.
El acto comienza a las seis de la tarde del Jueves Santo, después de los Santos Oficios, saliendo los romanceros minutos antes de que finalicen los mismos; se inicia en una procesión a cuya
cabecera figura una cruz portada por monaguillos, seguida del estandarte de la Hermandad de los Romanceros, que precede a la imagen "Amarrado a la columna", y a continuación las tallas "El
Nazareno de la caída" y el "Cristo de la Veracruz". Los romanceros se colocan inmediatamente detrás de esta última imagen, y entonan, durante el transcurrir de la comitiva, los aludidos versos
que Lope de Vega escribió dedicados a la Pasión.
El desfile dura, aproximadamente, hora y media, haciendo una parada en la ermita de Ntra. Sra. de la Merced, donde se entona un romance entero; hay otra parada en la plaza de la localidad,
para finalizar en la iglesia de Ntra. Sra. de los Villares, donde los romanceros vuelven a "desafiarse".
El evento finaliza cuando una de las dos agrupaciones se equivoca, principalmente, por no poder igualar y/o superar el ritmo de entonación de la otra cuadrilla.